miércoles, 27 de febrero de 2008

Desarmado



¡Qué solo te encontrabas por dentro!
A cambio... ¡Qué paz tenía tu alma!
Jamás pensante, ni por un momento,
que por alguien como yo, perdieras la calma.

22

Tú, curtido y ganador en mil batallas,
por mí, y conmigo, abandonaste tu espada,
ahora te sientes huérfano, si no me hallas
y, ante eso, yo también estoy desarmada.

22

La vida, esta vez, te cogió por sorpresa,
tu corazón..., créeme, no estaba preparado,
y no sabiendo qué hacer, le faltó destreza,
se volvió del revés, viéndose a este amor, abocado.

22

Yo, todavía me pregunto: ¿Qué has ganado?
¡Has perdido tantas cosas que guardabas!
Has puesto los pies al borde del acantilado...
¿Serás capaz de superar todas las trabas?.

2222

Fontana