miércoles, 19 de noviembre de 2008

A un lirio, mi flor de lis


Un plantel de lirios sembré en mi interior,
fui tierra, jardinero, mantillo y aguador,
un multicolor vergel despuntaba en su amanecer,
orgullosa de mis mismos lo veía crecer
pero, de entre todos, uno empezaba a emerger,
un lirio blanco, que por su belleza, algo dejaba entrever.

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Su tallo alzaba, blandía con tal gallardía y vigor
que, eclipsando a todos los de alrededor,
de mi amor, de mi vida, pronto se hizo dueño,
porque aquel lirio con aroma sureño
fue, sigue siendo delirio cuando mece mi sueño,
cuando me llama pequeña, cuando no ceja en su empeño,

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cuando no baja la guardia siendo siempre precursor...,
nunca floreció en mi vega un lirio tan arrebatador,
ni de tan puro color..., de su copa el néctar bebo
de un amor, que con amor día a día renuevo,
fuerte, perenne como las hojas de acebo,
mi flor de lis..., en mi alma prendido te llevo.

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Fontana