lunes, 24 de noviembre de 2008

Arrebol


Tapiaré mi boca después de este instante,
éste, en el que hoy quiero dirigirme a ti,
para que sonrías no teniéndome delante
y consigas todo aquello que no te di.

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Ataré estas manos que te escriben,
que tanto hirieron tu sentir,
pues dañarte no conciben
y sin maldad llegáronte a confundir.

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Cegaré estos ojos que con ternura te miraron,
que sólo vieron cualidades en ti,
unos iris que con cariño te mimaron
y ahora se vuelven contra mí.

22

Un arrebol oculta mis mejillas
al pensar que en algo te ofendí,
inquietos pensamientos que a hurtadillas
se me apoderan dejándome en un sinvivir.

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Fontana