Quiero contarte en soledad y con calmalas tristes hazañas de mi dolor,
las veces que quiso llorar mi alma
y todo quedó en mi interior.
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¡Cuántas veces vi tu dedo acusador,
tantas, o más, como días yo te quise!
He tenido que hacerme mayor
para liberarme de lo que no hice.
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La cresta de la esperanza tocó fondo
arrebatándome lo poco que tenía,
me sepultó en lo más hondo
haciéndome más fría.
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Hoy, la cresta de aquel dolor...,
hoy que soy mayor,
es la ola que llega, se aleja,
se pierde en el horizonte y nada refleja,
no hay mal, todo es anterior,
un agua pura me dio verdor...,
siendo hoy mi pareja.
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Fontana
