Llegaste un día cualquierapara curar mis males,
fuiste inspiración de madrigales,
versos que dormitaban en mi cabecera.
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Revestido de dulzura musitaste:
-Te ofrezco mi intimidad en un vals-
Desde entonces, nada fue igual,
de amor mi vida colmaste.
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Pasa el tiempo y ese recuerdo no cesa,
esas siete palabras se renuevan,
nieve, truene, o llueva...,
al oirlas..., me hice esa promesa.
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Llegaste, y nunca de mí te has ido,
dime que hoy estás aquí, que has venido,
dime que el tiempo se ha detenido.
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Fontana
