miércoles, 20 de agosto de 2008

Háblame, amigo


Háblame de las veces que has sentido
los azotes de la tristeza y el vacío,
las veces que encallaste en el bajío
al saberte anulado y desprotegido.

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Háblame de las veces que no has podido
alcanzar la dicha y el contento,
las veces que sin esperanza ni aliento
sentiste no ser el elegido.

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Háblame de las veces que has querido
que unos ojos te mirasen,
las veces que amaste y deseaste que te amasen,
y ese amor, no fue compartido.

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Háblame de eso que punzándonos el alma,
alguna vez, todos hemos sentido,
háblame, amigo...,
tu dolor, si es el mío, más ligero anda.

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Fontana