martes, 2 de octubre de 2007

Las cabriolas de tu boca...


Cuando tu boca hace cabriolas en la mía,
y tus manos se posan en mis caderas,
me siento bajar, rodando por las laderas,
en todo mi cuerpo sólo reina la anarquía.

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Desde tus ojos y bajando hasta los pies,
deslizándome por esa cuesta infinita,
a la mitad del camino, mi cuerpo levita,
para este bajo árbol..., eres mucho ciprés.

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Desde tu base, cuando miro hacia arriba,
levanto mis manos y..., extendidas,
siento en todo mi ser tus acometidas,
me abandono y me dejo ser tu cautiva.

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Y es que tu boca, tus ojos y tu talle esbelto,
me llevan hasta un frenesí ingente,
no puedo encontrar nada equivalente,
siendo éste, un enigma no resuelto.


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Fontana