Lloro, y no sé por qué lloro, vivo, y no entiendo mi existencia, y es que siento tal impotencia..., el desconcierto me sale por cada poro.
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Pienso y pienso, y al cielo imploro que me deje ver esa luz inmensa, que el Buen Dios me dé una dispensa, indulgencia, que Él sabe cómo valoro.
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Escribo y escribo, pidiendo descargo y, aunque pedir me da vergüenza, la necesidad en mí, es más intensa, quiero dejar atrás este mundo amargo.
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Este caminar se va haciendo muy largo, dejé en el trayecto, la niñez y la inocencia, y porque a veces, me falta coherencia..., quiero salir de este letargo.
Azul y rojo... Dos colores, desde siempre enfrentados, dos tonos que nunca convergen, siempre en paralelo, hostiles, separados, dos ideas que, aun viejas, emergen. 22
Rojo y azul... Dos sueños en la memoria, y tan diferentes que, intencionadamente, son crueles, conversan sin acuerdo, a regañadientes, sacando cada uno el amargor de su hieles.
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Azul y rojo... Dos pinceles, en paletas muy distantes, dos dibujantes con trazos tan dispares, dos razones históricas, discordantes, siendo de España sus piedras angulares. 22
Rojo y azul... Polos opuestos, sentenciados a entenderse, teniendo como base a sus gentes, pero, por mucho que el mundo se esfuerce, son dos ríos con diferentes corrientes.
Río que cruzas mi vida, tus aguas impetuosas, sus fuentes bulliciosas sellan y curan la herida de mi memoria dolorida, pasas vivo, alborozado, y en tu discurrir alocado, arrastras penas, fatigas, insidias, miedos, intrigas, eres mi río, luz, mi amado.
Estos quince días..., una prueba y un calvario, serán descritos y anotados en mi anuario, servirán de guía para no repetir el próximo año. Mi vida... ¡No sabes cómo te extraño!.
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Cierro los ojos, y te siento a cada instante, eres mi señor, mi vida, mi caballero andante, y es que todo lo das, con amor, y sin medida, es por eso que, ni tú, ni yo, soportamos mi partida.
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Contéstame si puedes, mi cielo... ¿Esto es vida? ¿Sabes? Más bien es, una actitud suicida, yo sin ti, sin tus besos y tus caricias..., muero, me siento acorralada como un astado en el albero.
¡Quién sabe cuál es el verdadero motivo de la felicidad! ¡Quién sabe hacia dónde van todos nuestros recuerdos! nada es eterno y, a veces, somos tan tontos, tan lerdos, cuando todo en la vida es efímero, una simple brevedad.
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Algunos vamos muy despacito, como para que no se note, sin darnos cuenta de que el tiempo corre, él no se detiene y, cuando se advierte, es tarde, ya no hay quien lo frene, por muchas vallas que pongas, no hay muro que lo acote.
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Pero, quizás, si nos damos prisa, todavía lleguemos a tiempo para disfrutar de la vida, sabores y todos sus divertimentos, para gozar del amor, de los recuerdos, aunque sean cruentos, todo es válido en la vida, aun cuando, supone un contratiempo.
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Así pues..., demostremos premura, se agota nuestra existencia ¡Vamos, corre, no te pares, no mires atrás, démonos ligereza! que la vida es un torbellino y, nos arrastra con toda su crudeza, ella no espera, a quien se para en el camino, mata sin clemencia.
De todas las lágrimas que he derramado, las que han brotado limpias y amargas, esas, sin duda, han sido pensando en ti, aunque unas veces el alma me has arañado, no quiero pensar que de mi vida salgas, siempre te he querido con tal frenesí que, sin ti, no late mi corazón acompasado.
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Otras veces, Vida, el alma me has besado, es por eso, por lo que tu corazón salvas, y fue entonces, cuando únicamente entendí, que de mi alma, te habías apoderado, siendo parte del amor que sobre ti cargas, me siento reconfortada... ¡Qué afortunada fui! Amándote, amándome..., habiéndonos amado.
Pronto será tu aniversario, no dejarán que tu recuerdo sucumba, llenarán de flores tu tumba, tocarán a muerto desde el campanario.
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LLevarán al cuello tu relicario, ensalzarán bondades, como se acostumbra, rezarán por ti en la penumbra, novena tras novena, rosario tras rosario.
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Pero yo, no estaré en tu anuario, ni llenaré de colorido el mármol de tu fosa, sólo puedo y quiero hacer una cosa, llevarte conmigo, en el corazón, y a diario.
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Mi homenaje será imaginario, esa jornada la vislumbro triste y costosa, ese día caerá en mí como una losa, al ir desprendiéndose las hojas del calendario.
Si tú supieras lo que es vivir a oscuras y a tientas, intentar cruzar por esos laberintos sin salida, buscando el final con desesperación y sin medida, esperando encontrar la puerta abierta.
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Si tú supieras de mi deambular por las noches, de ese desaliento que me asfixia, de ese sinsentido que me ahoga cuando pienso, y sólo encuentro reproches.
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Si tú supieras de esa desazón que me envenena, de esa lucha que en mi interior siempre mantengo, porque de todas las cosas que yo tengo, tú eres el eslabón roto de esta cadena.
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Si tú supieras de las fuentes que no bebo, esperando a mi causa una sentencia, no busco piedad ni clemencia, sino escuchar la respuesta y no me atrevo.
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Si supieras de los esfuerzos que yo hago, para salir de una vez de esta rueda, de las noches solitarias por mi vereda, este camino tan largo por el que vago.