A veces me siento como una muñeca rota,
sin brazos, sin piernas, todo se lo llevó la vida,
cuando me miro, y sólo veo derrota...,
tiemblo envuelta en mi rabia contenida.
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Quiero ser aquella alegre muñeca,
esa que antes, reía por nada,
aquella que a la vida le hacía una mueca,
y cantaba su existencia en una balada.
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Palo tras palo, quiebra tras quiebra,
todo aquello en mí, se ha ido acabando,
ahora, no sé dónde quedó la hebra,
no sé qué hacer, ni cómo..., ni cuándo.
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Remonta el vuelo..., me digo,
y en lugar de muñeca..., sé gaviota,
porque no hay peor enemigo,
que darte por vencida, y dejar que rebose la gota.
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Fontana
