Hoy he hecho recuento,
pocas cosas tuyas tengo
pero, lo digo y lo mantengo,
sigues siendo mi sustento.
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Tengo todos los versos
que a medio me escribiste,
me siguen poniendo triste
pero alientan mis esfuerzos.
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Guardo una de tus frases,
siempre la tengo presente,
así no te siento ausente
y puedo recordar tus clases.
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Son muy pocas cosas, sí,
pero la más importante
es la memoria constante
que te mantiene en mí.
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Hay veces..., todavía lloro
al recordar tus ojos,
y recogiendo mis despojos
percibo mi deterioro.
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¡Cuánto te echo de menos!
¡Cuánta falta me haces!
No sabes cuánto me places
en mis momentos serenos.
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Sé que me estás mirando,
te noto aquí, en mi interior,
y no hay nada mejor,
que saberte deseando.
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Las vivencias no han muerto,
las letras siguen flotando,
aun hoy me estás educando
cuando escucho un concierto.
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Te recuerdo entre violines,
entre flautas y sonatas,
descendiendo las escalinatas
para vernos en los jardines.
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Tu negro pelo brilla con la Luna,
el mechón se ve más blanco,
cuando sentados en un banco
tus fuertes brazos me acunan.
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Un estanque cantarín
arrulla nuestros sentidos,
dando ritmo a los latidos
de este amor sin fin.
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Aquí, aquí..., aquí estás,
aquí y ahora quiero vivirte,
hablarte, quererte, sentirte...
No te olvidaré..., jamás.
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Fontana
