Desde aquella tarde de invierno,desde el día en que te conocí
he ido sembrando un rastro tras de mí,
un dejarme encontrar eterno.
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Una luz en mi ventana siempre abierta,
un timbre que sólo para ti suena,
un vigía expectante desde mi almena,
un no dormir, queriendo permanecer despierta.
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Búscame entre los macizos de rosas,
entre las trémulas aguas del estanque
porque nadie habrá que me arranque
el recuerdo de tantas noches gozosas.
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Sigue el rastro que mientras anduve te fui dejando,
mis besos te indicarán el camino,
tus pasos mis labios irán besando
y al final del paraje te estaré esperando
para perdernos en hermoso torbellino.
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Fontana
