Llora el cuaderno, sangra la poesía,un gran poeta anónimo ha muerto,
como mortaja, de sus letras cubierto,
como recuerdo, sus odas a la alegría.
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Se emborronan los trazos en el pliego,
lágrimas rebosan de la boca del tintero
sabedoras de que jamás escribirán ¡Te quiero!
De tristeza arderán como su autor en el fuego.
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Un responso en el más vivo recuerdo silencioso,
el aire de la sala de sus huellas lleno,
para todos fue bueno y para nadie ajeno,
en su vida, su poesía, en todo fue decoroso.
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Un epitafio resume su hacendosa vida,
su condición de amigo y hermano...
“Aquí yace un ser muy cercano
de quien sus letras jamás se olvidan”
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Fontana
