domingo, 27 de julio de 2008

Dame un mar agitado


Llevo en mi piel abriles prendidos sin descanso,
en mis sienes el blanco se hace poderoso,
mi espíritu se agita en un remanso
al son de tu ritmo armonioso.

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No es laguna lo que pide este cuerpo bullicioso
sino un mar revuelto, excitado, oscilante,
un temporal de vida borrascoso,
un intrépido almirante.

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Las lunas pasan sin derjar señales atrevidas,
bebo, sin notarlo, de la copa de la vida
queriendo probar a escondidas
esa crátera invertida.

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Fontana