Me dijiste: Quiero ir contigo...,mi respuesta fue muy clara,
no hubo de aquello testigo
pero sí una mirada rara.
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No puedes venir conmigo
esta vez tendrás que quedarte,
no te puedo servir de abrigo
de guía ni baluarte.
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No voy a ninguna parte
tan sólo de mí misma huyo,
porque no puedo dejar de amarte
y ya he perdido hasta el orgullo.
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Me voy queriéndote más que a mi vida,
dejo mis lágrimas en tus manos
para que laves tu herida
y, sentirnos más cercanos.
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Hace tan sólo unos días
nos dimos la bienvenida...
¡Qué poco duraron las alegrías!
Me di cuenta enseguida.
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Yo, perdiendo en ti la confianza
y no encontrando lenguaje,
se inclinó por fin la balanza
aun faltándome el coraje.
22
Me despido de ti a perpetuidad
no vengas a buscarme,
por favor, ten la amabilidad
de no pensar en mí y, olvidarme.
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Fontana
