martes, 5 de mayo de 2009

«Novia de tu soledad»


Después de estos días de asueto
donde cuerpo y mente se laxa
vuelvo de nuevo a casa
y me encuentro con tu soneto.

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“Novia de tu soledad”, me llamas,
ángel azul llegado del cielo, te respondo,
en mí reparas, y en ti me escondo
para hacer de nuestro vivir una amalgama.

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Romper quiero tu triste encierro,
hacerlo estallar en mil cachitos,
recoger cada uno de los pedacitos
en una cajita, y ponerlos camino del destierro

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echándola al cauce de un profundo río,
y a la deriva, cuando llegue a mar abierto
el tiempo y la pleamar la regresará a puerto
vacía de soledad, desconsuelo y frío;

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la recompondremos llenándola de alegría,
dulces palabras, alborozos,
de inacabables días luminosos,
de puestas y amaneceres, en ésa, nuestra bahía.

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Fontana