sábado, 11 de abril de 2009

Entre tus grises aladares, quedé


A las orillas de tu ser, vive mi trémula vida
esperando que el torrente se me lleve,
con los pies hundidos en la blanca nieve,
los ojos secos, mientras llueve,
y del alma, por la soledad, desprendida.

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A las orillas de tus blancas sienes quedé,
oculta entre tus grises aladares,
de ganas, rota, por sentir tus pulgares
caminando hacia la cumbre de mis altares,
aunque eso..., jamás será..., lo sé.

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A las orillas de mi mente, nada queda,
desde hace tiempo ocupas el centro de mi frente,
en esta dura batalla soy la única contendiente
y nada puedo hacer contra este amor creciente
que flor a flor, hoy forma una extensa rosaleda.

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Fontana