¡Tantas veces te había pensado, tantas y tantas que..., tenías que llegar! Un halcón azul hasta mi balcón ha volado, un cielo de hombre que me hace soñar.
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¡Que Dios te bendiga!, en tu despedida pusiste, Dios me bendijo al ponerte en mi camino y, si en él permaneces, jamás estaré triste pues, melodía y fiesta es, tu acento argentino.
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Volar quiero, contigo, entre nubes vaporosas, romper la barrera del sonido deshojando camelias blancas, y azules rosas, acunarte, cuando el cansancio te dé por vencido. 22
¿Me escribirás?, preguntaste, y he aquí que lo hago entre suspiros, pues, antes de irte, ya te echaba de menos, y hasta tu vuelta, será un tiempo aciago, me faltan tus alas, tu sonrisa y tus ojos serenos.
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Fontana
lunes, 27 de abril de 2009
Caminando voy por la vida al galope y enardecida, del tiempo que por vivir me queda, poseída, sorteando cualquier arremetida. 22
Caminando por cárcavas profundas, entre ciénagas nauseabundas, corrientes de aguas moribundas, que con amor, hubieran sido fecundas.
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Caminando, aplastando la maleza, buscando entre abrojos la belleza, entre espinas, la verdad y la nobleza, sabiendo que ahí mi vida empieza.
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Por la vida, siempre buscando vida, negándome a fenecer antes de mi partida, a la vida le estoy agradecida por ese vigor, por la tea que sigue encendida.
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Fontana
miércoles, 15 de abril de 2009
Nunca saldré de este amargo cerco que desde hace tiempo me ataja, pues, aun perdida en ti la fe y la memoria sigues siendo el único as de mi baraja y, es que este corazón mío, ¡es tan terco!, insiste en quererte, y no tengo escapatoria.
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Mándale tú, exígele no amarte, sácale hasta la última gota de su sangre, arráncale este amor tuyo a jirones, déjalo que se apague, se desangre, traspásalo de parte a parte pues, me sale tu amor a borbotones.
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Fontana
lunes, 13 de abril de 2009
Tres años han pasado, tres inviernos que parecen una vida, tres otoños que no han alterado
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mi amor y mi alma dolorida, mi gratitud por haberme amado hízome más dura tu partida.
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Eres cual canto rodado que deslizándose por arena batida a la playa queda ligado
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y, cuanto más roza mi herida..., más, es de mi agrado, más fuerte en mí tu amor anida,
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más cercano siento tu corazón alado queriéndome dar la bienvenida teniendo el mío abrigado.
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Tres años, tres inviernos, una vida de tu luz, mi camino alumbrado, con esa llama siempre encendida en el cielo y de una estrella suspendida, me gusta mirarla, te siento a mi lado.
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Fontana
sábado, 11 de abril de 2009
A las orillas de tu ser, vive mi trémula vida esperando que el torrente se me lleve, con los pies hundidos en la blanca nieve, los ojos secos, mientras llueve, y del alma, por la soledad, desprendida.
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A las orillas de tus blancas sienes quedé, oculta entre tus grises aladares, de ganas, rota, por sentir tus pulgares caminando hacia la cumbre de mis altares, aunque eso..., jamás será..., lo sé.
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A las orillas de mi mente, nada queda, desde hace tiempo ocupas el centro de mi frente, en esta dura batalla soy la única contendiente y nada puedo hacer contra este amor creciente que flor a flor, hoy forma una extensa rosaleda.
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Fontana
jueves, 9 de abril de 2009
Quién fuese sonrisa para estar en tu boca permanentemente acariciada por tu lengua huidiza, por tu palabra ausente.
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Quién fuese suspiro, pena, para poder sentir lo que tú sientes en tu alma generosa y buena, llena de anhelos ardientes.
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Quién fuese graduada lente para ver desde tus ojos, sin prisa, tu horizonte que es mi vida viniente, serena, calma y lisa.
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Quién fuese uno de tus pensamientos frecuentes, una sola abeja de tu colmena, una gota de tus muchas fuentes para nadar en ti, cual sirena.
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Fontana
martes, 7 de abril de 2009
Voz de melancolía, triste como el tañer de una campana, igual que viniste un día, hoy, te vas con desgana.
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Querida Mari Trini, paisana, tu silencio más que nunca es poesía, hacia el cielo partiste de mañana cantándole al amor, como sólo tú sabías.
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Gimiendo queda la melodía, nunca fuiste esa que el mundo imaginaba, tras tu quietud bullía una mar brava que nunca quedó desierta ni vacía.
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Tu tierra, que es la mía, te quería, apenadas tus canciones, lloran tu partida, aunque, esto no es una despedida, sé que desde lo alto nos cantarás al despuntar el día.