

que sin ti vivir ya puedo,
será que ya no me apuntas con el dedo,
o, quizá el olvido haya llegado?
Ya no me hundo, sino nado,
y a la orilla arribo con aliento,
atrás quedó el camino polvoriento,
las noches de enfado y sospechas,
de tantas y tantas abiertas brechas
cicatrizadas por el aburrimiento.
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Pero tú, en este momento, te dirás:
Si me escribe..., me recuerda...,
y por mucho que la memoria pierda,
lo vivido no la dejará en paz.
-No, ha sido un pensamiento fugaz,
las últimas letras del olvido,
mi amor, nuestro amor es ido
pero, en verde campo reposa
y, como la vida es caprichosa...
¡Quién sabe si es, o no, punto y seguido!-
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Fontana