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Cómo reverbera tu nombre en noches de luna clara,
suelto mi voz, y el eco se pierde en la lontananza,
La Luna, con su luz, me devuelve a la añoranza,
cómo te echo de menos cada día que la vida pasa.
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Cómo me trae el viento tu imagen hasta mi ventana,
una mirada tuya, y se me parten las entrañas,
son tus ojos, para mis ojos, dos afiladas guadañas
que siegan mi esperanza, yo te pienso, y tú te marchas.
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Fontana
Cuando cada septiembre llegue,
yo sé que pensarás
que todavía en tu alma llueve
y nunca la podrás secar.
22
Cuando cada otoño se aproxime,
yo sé que en mí pensarás,
te dirás, y querrás decirme: Dime
cómo te puedo olvidar.
22
Cuando alguna letra a mí te suene,
leyéndome pensarás
que cada palabra contiene
lo que te di, y nunca más tendrás.
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Cuando cada septiembre llegue,
del calendario la hoja caerá,
y esperando que nieve,
tu corazón, de soledad tiritará.
2222
Fontana
Yo conozco el olvido...
Tantas veces he tenido que usarlo
que el olvido, olvidó al olvido
y no recuerda dónde guardarlo.
22
Yo conozco la pena...
Más veces que alegrías me ha visitado,
tantas veces me sirvió de cena
que sin apetito he acabado.
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Yo conozco el azar...
Que por caprichoso y presumido
se esconde en cualquier lugar
y de mil cosas va vestido.
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Yo conozco el acierto...
Alguna vez hizo acto de presencia
pero, como es muy despierto
pronto se esfuma de su tarro de esencia.
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Yo conozco la inocencia...
Que por ingenua y falta de malicia
raras veces hace advertencia
cuando a otros les ceba la avaricia.
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Yo conozco el averno...
El sopor que el mal hacer provoca,
y cuando se hace eterno,
duro queda el corazón, como una roca.
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Yo conozco la duda...
Esa sensación que espanta y ahoga,
que indefensa te deja desnuda
y, cuanto más crece, más aprieta la soga.
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Yo conozco la entrega...
Ese estado que ausenta y engrandece,
que abona, siembra y riega
toda forma de amor que en el pecho crece.
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Yo conozco el temor...
Esa oscuridad que aun siendo de día
ciega nuestro interior
haciéndonos vivir tras una celosía.
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Yo conozco el amor...
Es olvido, pena, azar, acierto, inocencia,
averno, duda, entrega y temor,
pero sobre todo, una dulce demencia.
2222
Fontana
No rompiste tu promesa,
no fue debilidad,
mía fue la torpeza
porque el corazón pesa
y no tiene tranquilidad.
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El tiempo da la razón
a quienes con paciencia esperan
una aproximación,
viendo la solución
en perdonar, aunque difieran.
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Princesa me llamas,
señor..., señal es ésta
de que entre todas las damas
tu alma por mí inflamas
y todavía no estoy depuesta.
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Así pues... ¿Quién faltó
a su palabra? El corazón
ordena, y la razón asintió,
fue efecto dominó,
ambos viajamos en el mismo vagón.
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Fontana
Por tantas riberas que anduviste,
cauces profundos y verdes juncales,
de la historia, desde sus anales,
Segura, de Murcia capital hiciste.
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Naces andaluz y mueres levantino,
entre meandros y cañaverales tranquilos
transcurren tus cristalinos hilos
dando vida a cuanto se pone en tu camino.
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Ante la Virgen de los Peligros te santiguas,
el Puente Viejo, te hace un guiño,
y el Nuevo, más abajo, te besa con cariño,
te despide dando paso a huertas contiguas.
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Llegando a Guardamar, tu vida ofreces
portando colores verde oliva jienenses,
sabores murcianos para que con ellos trences
aromas de azahares alicantinos, y después, desapareces.
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Fontana
Pasas por la calle, sonrío,
tus ojos se desvían hacia los míos,
llueve dulzura sobre el asfalto frío,
florecen dos tulipanes tardíos
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que esperando lánguidos en la acera
un día quisieron morir de hastío
antes que vivir de esta manera,
de por vida, en un lugar sombrío.
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Esos vástagos que germinan,
que de verde sus hojas han vestido,
que por la vida apuestan y caminan,
somos tú y yo, luchando a brazo partido
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por poder mirarnos los dos,
por romper la distancia que nos separa,
por ignorar nuestro alrededor
y llevar muy alta la cara.
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Fontana
Que el pulso no me temblara
al escribir sobre mi vida,
que ni un soplo de duda asomara
cuando emprendiera la partida.
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Ese valor y humildad quisiera
sin sentir empañada la pupila,
¡es tan larga mi carrera!
Cuesta tejer, para ésta que tan fino hila.
2222
Fontana
Te di un arma con la que vengarte de mí,
te di mi corazón, que de puro sangraba
y de amor latía por ti,
te di lo más preciado, lo que más usaba,
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te di algo sin lo que no se puede vivir,
un sentimiento que jamás acaba,
un hombro amigo al que acudir,
te di mi vida, sin valla ni traba,
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te di, te di..., cuanto tenía, te di.
Y tú, con rencor el arma afilabas,
para al descuido, usarla contra mí...
¡Qué equivocado estabas!
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¿No sabes que si amas no puedes morir,
no entiendes que el corazón no se lava,
que es de la vida el elixir
y, aunque lo pulas, siempre queda rebaba?
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Fontana
Por eso, cuando nuestra garganta no pueda emitir sonido,
las hojas secas de la vida hayan caído,
unas manos caven el hoyo que nos aguarda,
para entonces, quiero haber vivido.
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Cuando nuestro sol se oculte anciano y abatido,
el mar se retire dulcemente dormido
y unas caracolas marquen la senda del último camino,
para entonces, quiero haber vivido.
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Por eso, cuando el destino nos regale una esperanza
y aunque los altos peldaños nos resten confianza
debemos ser osados, atrevidos,
pese a no estar equilibrada la balanza,
y entonces, no lamentarse de haberlo vivido.
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Fontana
Se estremecen las claras del alba,
rehúsan dejarse asomar,
prohibido les tengo que lo hagan,
prohibido, si tú no estás.
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Sin ti, ni el día ni yo somos nada,
morimos antes de llegar,
rondamos la noche aciaga
buscando de tus ojos la claridad.
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Me despojo de la negrura que atropella
las noches sin fin, sin final,
nada más oírte llegar
sale el sol, y sonriendo se pone a mi vera.
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Nada soy si no estás, nada,
y nada te puede reemplazar,
si tus azules ojos me miran,
de nadie quiero nada más.
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Fontana
Una noche, cuando al raso, más frío hacía,
quise salir a pronunciar en voz alta tu nombre,
grité y grité, deseaba pensar que me oías,
mientras la oscura noche, con su manto me ahogaba
y cuando el viento retornaba, me hacía guardar silencio,
¡calla...!, me decía, mientras su suave brisa me consolaba,
yo le haré sentir tu voz gastada, con apremio
llegaré, y como si de un arpegio se tratara,
lo rondaré, hasta que sepa de ti tu amor bohemio.
Pero cada noche, cuando el frío es más gélido,
grito y grito hasta quebrarme la voz,
hasta que mis ojos naufragan
buscando los remos de tu amor.
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Fontana
Allá donde la vista se pierde,
allá donde nada es mentira y todo es posible,
allá..., allá quiero estar yo entre la gente.
Allá donde no exista la memoria y todo el campo sea verde,
allá donde el amor sea algo indefinible,
allá..., allá quiero estar yo entre la gente.
2222
Fontana
Ese amor que te atormenta,
que te lleva hasta el desvarío,
que te hace dudar y contra la razón atenta
no sabiendo si quemarte o, morir de frío.
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Mi querido y fiel compañero...,
te diré, por si esto te consuela y te da abrigo,
que no hay más amor certero
que el que tú has vivido conmigo.
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En esa hoguera, contigo, quemarme quiero,
porque de frío, ya anduve muerta,
como marchita flor sin jardinero
que agoniza sin que nadie lo advierta.
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Vida me dio el fuego que prendiste,
aliento, el fresco aire que lo aviva,
Vida, no quiero verte triste,
arderé contigo, aunque suponga ir a la deriva.
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Fontana
Te acercas con una palabra amable,
un te quiero que me hace suspirar,
un requiebro que te hace adorable,
un sinfín de cosas, un soñar.
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Te descorchas ante mí, y como el cava,
te desbordas burbujeante,
y yo, como de un volcán la lava,
avanzo hacia esa espuma flotante.
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Te acercas, y el desvarío me invade,
la copa, está a rebosar,
te derramas, dejando que mane
para deleite del paladar.
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Fontana
Convertimos las espinas en rosas
cada vez que la imposibilidad rechaza el sufrimiento,
bravo guerrero es el dolor y en su amotinamiento
se hace fuerte ante la adversidad de las cosas.
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Pero, más coraje tiene el ser humano
que cien legiones de borrascas y tempestades,
se desdobla en dos mitades,
y con tesón, lo elevado lo vuelve llano.
2222
Fontana
El tiempo no ha conseguido sepultar
aquel primer sentimiento,
nos hicimos un juramento
que nunca hemos podido borrar.
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Fue algo más que amor eterno,
un querernos más allá
que la muerte no podrá
separar ni estando en el infierno.
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Te buscaré, me buscarás
y, cuando nos encontremos,
desde ese momento nos perteneceremos,
te esperaré..., me esperarás.
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Fontana
Sólo nos une la negra página de nuestro diario,
triste parece, así, a simple vista,
porque ya, ni acontece un comentario,
ni el uno del otro, somos cronista.
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Pero no, yo estoy contenta,
sé de tu ánimo, del denuedo que le pones a la vida,
y siempre te llevo en cuenta,
de haberte conocido, jamás estuve arrepentida.
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Que la negra página, no quede en blanco,
que sólo ella, nos siga dando una respuesta,
que nuestro extraño dialogar sea franco,
que nuestra querencia, quede manifiesta.
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Días tristes, tendremos,
días alegres, también nos esperan,
y por este hilo de unión nos diremos
entre líneas, lo que nadie tradujera.
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Fontana