miércoles, 7 de enero de 2009

¡Oh Dios, cuánto lo echo de menos!


Yo quiero besar la tierra que te cobija,
la que arrulla tu descanso eterno,
filtrarme quiero por una rendija
y caldear tu frío invierno.

22

Yo quiero tenerte en mi regazo,
irme contigo, me hubiera gustado,
partir fundidos en un abrazo,
en un infinito beso callado.

22

¡Oh Dios, cuánto lo echo de menos!
Mis versos saben a rancio,
creo que no son míos, sino ajenos,
sin él, me vence el cansancio.

22

Señor, sólo una noche te pido,
sólo un instante, un minuto,
mi tiempo se ha detenido
en este plañidero luto

22

que me cubre hace tres años.
¡Tantas cosas no le dije, cuántos besos
nos faltaron! Que viera nuestros geranios,
quisiera, el florecer de los castaños
y el verdear de los brezos.

2222

Fontana