jueves, 15 de enero de 2009

Voces


Voces que en mi interior me habláis,
callad vuestros oprobios,
pues lejos de afrentas y agobios
mi amor por él acrecentáis

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Dejad que la noche llegue eterna,
que chirríe la puerta al abrirse,
tu voz ha de partirse
ante la suya amorosa y tierna.

22

Gritad, gritadme sin piedad,
romped el tímpano que sordo os niega,
no ganaréis esta brega...,
dejadme en paz, por caridad.

22

¿No comprendéis que sin su vida,
ausente y vacía la mía, no existe?
Voz que a mi interior confusión trajiste,
lo amo..., y nada habrá que lo impida.

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Fontana