Besado el alma…
¡Cuántas veces nos la hemos mimado!
Cuántas noches frías
en un sopor ahogado
nos hemos alimentado
de amores y fantasías.
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Cuánto hemos amado
hablando de naderías,
del presente, del pasado,
de lo mucho callado,
llenando noches vacías.
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Arañado el alma…
¡Cuántas veces nos la hemos rasgado!
Cuántos y cuántos días
nos hemos ocultado
faltando a lo acordado
entre lloros y agonías.
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Cuánto amor despilfarrado
entre credos y letanías
con el diablo por abogado
diciéndonos: está acabado,
¡no gastéis más energías!
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Fontana
