Una vez leí una historia, hablaba de la similitud
entre arrugar un papel y agraviar un corazón,
y es que a veces nos comportamos con tal ingratitud
que nada ni nadie puede perdonar una acción.
22
Nos cuesta poco desahogarnos, morder con ira,
sin darnos cuenta de que en esa mordida,
tarde o temprano arderemos en la misma pira,
o, quizás, a otra persona le va en ello la vida.
22
La profundidad de los pliegues en el papel,
aunque se intente, jamás serán alisados,
lo pondremos detrás, escondido en el anaquel,
y siempre que lo ojeemos, lo veremos arrugado.
22
Los fruncidos del alma no tienen olvido ni cura,
sangran cada vez que recurrimos a la memoria,
no podemos hacer en ellos una buena costura,
la herida en el alma perdura, no es transitoria.
2222
Fontana
entre arrugar un papel y agraviar un corazón,
y es que a veces nos comportamos con tal ingratitud
que nada ni nadie puede perdonar una acción.
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Nos cuesta poco desahogarnos, morder con ira,
sin darnos cuenta de que en esa mordida,
tarde o temprano arderemos en la misma pira,
o, quizás, a otra persona le va en ello la vida.
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La profundidad de los pliegues en el papel,
aunque se intente, jamás serán alisados,
lo pondremos detrás, escondido en el anaquel,
y siempre que lo ojeemos, lo veremos arrugado.
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Los fruncidos del alma no tienen olvido ni cura,
sangran cada vez que recurrimos a la memoria,
no podemos hacer en ellos una buena costura,
la herida en el alma perdura, no es transitoria.
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Fontana