Tan cálido apareciste
como un mediodía de mayo
y mi amanecer, antes triste,
hoy lo miro de soslayo
pues sólo tú me diste
de tus muchos soles, un rayo.
Por mis veredas anduviste
sin cansancio ni desmayo
y en cada piedra pusiste
la semilla de un nuevo tallo
y, brotando a mi vida trajiste
el alborozo en el que me hallo.
Tan cálido apareciste…
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Fontana